domingo, 6 de septiembre de 2009

Biografia Monica Sanz

Monica Sanz. Así se hace una Diosa.


Nacida en Madrid (España) un 26 de marzo de 1985, Monica Sanz siempre tuvo muy claro que su futuro estaba en el mundo del espectáculo. No en vano, con dos años de edad, su madre perdió de vista a la niña y le encontró bailando en el escenario del restaurante donde cenaban.

Asegura que era una niña tranquila y dormilona hasta ese momento, cuando decidió que jamás volvería a dormir más de 5 horas seguidas para desesperación de sus padres, “porque es una pérdida de tiempo”.

Pocos meses después, una amiga de su madre le raptó para llevarle a un casting y entonces, inició su carrera con una sesión fotográfica para un catálogo de ropa de niñas de la que confiesa que, no recuerda nada.

Con 6 años de edad ganó su primer certamen de belleza aunque, según palabras de la propia Monica, lo que más ilusión le hizo fue pintarse los labios por primera vez…con permiso.

A esa edad descubrió entre los discos de su padre, “Thriller” de Michael Jackson y comenzó su adoración por el “Rey del Pop”, a la vez que decidió determinantemente que algún día entraría en el Show Business.

Ese mismo año comenzó a tomar clases de ballet, participó en obras teatrales, musicales y a los 7 debutó como modelo en TV con el spot de una famosa muñeca.

Ella misma explica que para ella “trabajar a esa edad, aparte de hacerme madurar muy rápido, era una liberación. El colegio siempre fue una pesadilla. Me sentía encerrada. Yo sabía lo que quería, tenía las ideas muy claras y todo aquello no tenía nada que ver conmigo. Faltaba tanto a clase que nunca estaba al día. Lo único bueno que me dio fue a la que a día de hoy, sigue siendo mi mejor amiga.”

Su verdadero aprendizaje, ha estado en las habitaciones de hoteles, porque asegura que, por muy de lujo que sea el hotel, los momentos de soledad son durísimos y le han permitido conocerse y cuidarse a sí misma desde muy pequeña. Esa misma frustración hizo que comenzara a escribir canciones con esa edad.

El resto de su infancia trascurrió entre clases de danza, canto, castings, sus primeros trabajos y practicar algunos deportes como el baloncesto o la gimnasia rítmica.

Entró en el mundo de la moda de manera accidental cuando a los 12 años sufrió una importante lesión mientras bailaba y tuvo que abandonar la danza temporalmente.

Durante dos años continuó tomando clases de canto y tratando de recuperarse de la rotura de dos metatarsianos de su pie izquierdo, creyendo que sus posibilidades de volver a bailar ya no existían.

Fue entonces, cuando Matt Sheffield le encontró caminando con sus primeros tacones de aguja por todo el hospital: “fueron el regalo de mis padres tras dos años sin poder apoyar prácticamente el pie, estaba emocionada y no me los quería quitar. Fue un golpe de suerte o el destino. Estrené los zapatos en el momento y lugar adecuados”.

Le propusieron hacer un “book” de fotos y le mandaron a probar suerte en un casting. El resultado de aquel primer contacto con los focos se publicó en un reportaje sobre la cantera de promesas de la moda, para la revista Marie Claire y a la vista está que, acertaron.

Terminó 1999 desfilando en Barcelona y meses después, tras un drástico cambio de imagen, prestó su rostro para la marca de cosmética Schwarzkov, a la que siguieron otras como L’Oreal Paris, Spejo’s o Marco Aldany y continuó haciendo producciones para algunas revistas de moda.

Nunca abandonó sus estudios de ballet y canto y, comenzó a bailar danza contemporánea pero, ella quería más a pesar de que su rostro, demasiado agresivo y desafiante para el mercado, le limitaba su trabajo.

Se preparó para su gran cambio: de mano de Glorya Farr asistió a intensivas clases de protocolo, maquillaje, estilismo, pasarela, expresión fotográfica y arte dramático, cambió de centro de estudios para seguir estudiando sin asistir a clase e hizo las maletas.

De 2000 a 2005 su vida transcurrió entre Francia donde residía habitualmente, Italia y Alemania. Algunas de las producciones que protagoniza alcanzan Japón y Estados Unidos. Su experiencia en la moda internacional le permite hablar inglés y español y, defenderse en alemán, italiano y portugués.

El accidente de tráfico que sufrió un conductor en una gran avenida de Tokio tras quedar embelesado por un cartel con la imagen de algunas modelos en lencería, entre las que destacaba Monica Sanz, le llevó a participar en el anuncio de un automóvil que presumía de “agarrarse bien a las curvas”.

Volvió a España con asiduidad para terminar sus estudios tras recibir multitud de premios como modelo de fotografía.

Cuando regresó a Madrid, su ciudad natal, lo hizo ya convertida en “The Goddess” (apodada así por sus compañeros de profesión debido a su mirada felina e imponente rostro) y su cara ya era considerada una de las más bonitas, simétricas y fotogénicas del mundo.

Decidió terminar sus estudios para empezar en el mundo de la música. Comenta que siempre estuvo decidida a hacerlo porque sabía que luchaba por algo realmente difícil y quería estar preparada para todo: “si la oportunidad de trabajar en la música no se presenta por si sola, la provocaré yo”, aseguraba. Dicho y hecho, estudió Producción Audiovisual.

Meses después de finalizar en la universidad, decidió relegar a un segundo plano su faceta como modelo definitivamente para volcarse en el que pronto será su primer trabajo musical.

En 2008, sus trabajos como modelo fueron mucho más escogidos debido fundamentalmente a su dedicación a la música. Una de esas exclusivas sesiones de fotos estuvo en manos de “el fotógrafo de las estrellas”, Víctor Cucart quien recientemente afirmó sobre Monica que, era su musa y le rebautizó como “La Diosa”.

En octubre de ese mismo año, volvió a romperse su pie izquierdo realizando unas pruebas de selección que, a pesar de todo, logró superar.

Es entonces cuando confirma que entrará en el estudio de grabación para lanzar un proyecto que a día de hoy sigue creciendo con gran hermetismo y del que apenas se conocen detalles.

Su perfeccionismo, talento y su admiración por Michael Jackson y la guitarra de Angus Young, le ha llevado a ganarse también el sobrenombre de “The Big Jack”, asociándole a la J de la baraja de póker, el apellido de Jackson y la canción del guitarrista de AC/DC.